Tener claro qué es un KPI en el mundo empresarial y cuáles son sus principales funciones, es fundamental para poder crear buenas estrategias y acciones que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos. En el post de hoy hablaremos sobre la importancia de determinar KPIs y las diferentes categorías que podemos encontrar. ¡Aprende junto a Comunicare!
¿Qué es un KPI?
La nomenclatura KPI proviene de la frase “Key Performance Indicator”, conocido del mismo modo, como un indicador clave de rendimiento. Son indicadores que se fijan cuando realizamos la planificación de una estrategia o un proyecto empresarial con el fin de medir y controlar el éxito de las acciones que vamos a realizar.
El KPI se suele representar como una cifra exacta o como porcentaje redondo. Estos indicadores son de vital importancia, ya que sino iremos a ciegas y no sabremos con certeza si los objetivos marcados en la propuesta estratégica se están cumpliendo.
Existen diferentes tipologías de KPIs como los de ventas, de redes sociales, de retail, de logística, de producción, etc. Todo dependerá de las acciones que fijemos en nuestra estrategia.
Veamos un ejemplo: Imagínate que quieres una mayor fidelización de tus clientes. Para ello, tienes que conseguir que los clientes que pasen por las cajas de tu tienda se hagan una cuenta asociada a tu empresa. En este caso, si nos proponemos aumentar la fidelización en un año, podemos ponernos el objetivo de conseguir realizar 20.000 cuentas de fidelización en un año. Este último dato sería un KPI.
¿Cómo deben ser los medidores?
Los KPIs que fijemos no pueden ponerse al alzar. Todos ellos deben cumplir una serie de requisitos para que sean adecuados y podamos obtener los mejores resultados. Por este motivo, cada vez que nos marquemos unos KPIs debemos pensar en una serie de características:
- Alcanzables: debemos tener en cuenta lo que hemos conseguido en el ejercicio anterior y ser realistas con los resultados obtenidos, para poner el próximo KPI. Hay que ser soñadores, pero con los pies en la tierra.
- Medibles: si lo dejamos en datos abstractos no nos servirá de nada, por ello el KPI que marquemos se debe poder medir.
- Relevantes: hay que sintetizar y concretar, sino nos veremos envueltos de datos y no conseguiremos llegar al objetivo.
- Periódicos: debemos fijar una fecha para medir si nuestro KPI se está consiguiendo.
- Exactos: dentro de toda la información extraída debemos seleccionar la que más nos interese en cada momento y la más prioritaria.
Como vemos el uso de KPIs es imprescindible en cualquier tipo de negocio y debemos de crear un hábito en el que los utilicemos siempre que plantemos una nueva estrategia o un cambio en el proyecto empresarial.