Uno de los gastos que debemos tener en cuenta son los gastos amortizables, pero ¿cómo sabemos qué tipología de gastos pertenecen a este grupo? A continuación te lo contamos.
Si tenemos una empresa o somos empresarios tendremos muy presentes todos los gastos que supone tener una actividad empresarial en marcha. Cuando hablamos de gastos, normalmente siempre calculamos al detalle cuánto desembolso nos costará la actividad de un ejercicio e intentaremos que los beneficios superen a los propios gastos. Si esto último no ocurriese no tendría ningún sentido seguir con nuestra actividad laboral.
¿Qué es un gasto amortizable?
Para poder llevar a cabo nuestro trabajo diario hay una serie de adquisiciones de bienes esenciales que suponen un gran desembolso monetario. Como por ejemplo, un ordenador o un coche de empresa. Como bien sabemos, todos los bienes tienen una “fecha de caducidad”, con los años pierden su valor original por motivos diversos como: no funcionar como al principio o simplemente por la llegada de nuevos modelos. Probablemente ese ordenador que nos costó 800€ en su momento, tres años después reduzca su precio de mercado a 300€. A esto es lo que llamamos gasto de amortización.
A este concepto hay que prestarle mucha atención ya que será un gasto que se irá prolongando en el tiempo (mientras el activo siga en funcionamiento) y no se tendrá en cuenta el valor de deterioro.
¿Cómo pongo en mis partidas este gasto?
Lo primero que tenemos que tener claro es que en ningún caso pondremos el valor total de este gasto en un único año. Cuando vamos a adquirir un bien amortizable debemos hacer una estimación de cuántos años vamos a poderlo utilizarlo. Y por tanto, iremos cada año imputando el gasto amortizable.
En el balance de empresa iremos reduciendo el porcentaje de amortización como activo no corriente a medida que pasan los años. No tendría sentido que si en el mercado, pasado unos años, está mi ordenador a un precio más bajo, yo siga teniendo un porcentaje de amortización como el primer año. Por ello, el cálculo siempre irá de más a menos gasto y con ello conseguiremos tener una imagen real del balance anual de la empresa.