A la hora de llevar a cabo la creación de una página web, irremediablemente hemos de contar con htaccess. Este pequeño archivo de apenas uno kilobytes es la llave maestra que abrirá las puertas a tu web.
No obstante, algo que puede resultar muy útil es a la vez una caja de peligros para la web. Ante ello, ha de ser configurado y protegido con especial cuidado para de esa forma evitar los posibles problemas que puede traer a la hora de ejecutar nuestra plataforma virtual.
¿Quieres saber más sobre este concepto, así como su uso y funcionamiento en las empresas? Sigue leyendo, en Comunicare te lo contamos.
¿Qué es un htaccess?
Cuando hablamos de htaccess, hacemos referencia a un archivo de configuración del software de servidor Apache. Sus siglas conforman el término ‘HyperText Access’ o acceso de hipertexto e indica en todo momento qué acciones puede realizar y cuales no el usuario que visita una determinada página web. Además, permite la posibilidad de configurar el comportamiento del servidor ante errores de conexión u optimizar la carga de las páginas de un blog.
En definitiva, nos encontramos ante un archivo oculto que se utiliza para la configuración funciones adicionales para sitios webs. Con él, puedes reescribir la URL, proteger directorios con contraseña, habilitar la protección de enlaces directos, no permitir el acceso a direcciones IP específicas, cambiar la zona horaria de tu sitio web o alterar la página de índice predeterminada, etc.
El comportamiento de este archivo es jerárquico en el árbol de directorios de tu web, por lo que, si tienes un archivo htaccess en el directorio raíz de la web, las instrucciones que indiques en ese archivo se aplicarán inmediatamente a toda la web.
En cambio, si creas un archivo en alguna de las carpetas de tu web, las directrices de ese archivo solo se aplicarán al contenido de esa carpeta y subcarpetas, por lo que no afectará al resto de directorios de tu web.