Toda empresa necesita de instalaciones, maquinaria, mobiliario, etc. para realizar su producción. Es decir, unos factores fijos, además de los variables.
A mediada que aumenta la producción de una empresa, la parte del coste fijo que se le asigna a cada unidad de producto es menor. Si por su parte, la empresa solo produjera una unidad de producto, este tendría un coste unitario muy alto, ya que incluiría la totalidad de los costes fijos y los costes variables necesarios para su producción.
En definitiva, el precio total de la venta de ese producto seria tan elevado, con el fin de que la empresa no tuviera pérdidas, que nadie lo compraría y, por tanto, no se lograría nunca llegar a lo que en marketing conocemos como umbral de rentabilidad o punto muerto.
Si quieres conocer más sobre este concepto, sigue leyendo, en Comunicare te lo contamos.
¿Qué es el umbral de rentabilidad o punto muerto?
Podemos definir punto muerto o umbral de rentabilidad de la empresa a la cantidad de producción vendida a partir de la cual la empresa comienza a tener un beneficio. Esto también es conocido como punto de equilibro.
El punto muerto es, pues, aquella cantidad de ingresos que genera un margen de contribución (porcentaje sobre ventas) igual a la cuantía de costes fijos. Por encima de dicha cantidad se obtienen unos ingresos que, una vez absorbidos los costes fijos, proporcionan beneficios y por debajo de la misma proporcionan pérdidas.
El cálculo del punto muerto se efectúa partiendo de la siguiente formulación matemática:
Beneficio = Ingresos totales – Costes totales
Para encontrar el punto muerto dentro de una determinada empresa u organización, hemos de buscar la cantidad de unidades vendidas que hace que el beneficio sea igual a 0, es decir, aquella cantidad en la cual los ingresos totales sean igual que los costes totales.