Hoy, como cualquier otro día de nuestra vida moderna, desde que encendamos la radio durante la ducha matutina, hasta que nos durmamos hojeando una revista, cualquiera de nosotros habrá estado expuesto a entre doscientos y mil mensajes publicitarios. Anuncios en prensa, radio y televisión, mailings, telemarketing, visitas comerciales y, banners en internet, ads en redes sociales, e-mails o SMS se encargan cotidianamente de que los mensajes publicitarios impacten en nuestro cerebro.
Sin embargo, la realidad es que menos de una decena de todos esos mensajes que recibimos a diario tendrán alguna influencia en nuestro comportamiento. La razón que subyace a este hecho es que la mente humana percibe los estímulos de manera selectiva, por lo que sólo interiorizamos aquellos mensajes que despiertan nuestra curiosidad o que encajan con nuestros intereses, motivaciones o necesidades.
Este proceso selectivo es una adaptación a la contante exposición a mensajes irrelevantes en nuestra vida. En el proceso de comunicación publicitaria, la percepción selectiva actúa como un verdadero “anuncicida” del que pocos anuncios se libran. Junto con la selectividad, nuestra percepción se caracteriza por ser, además, un fenómeno subjetivo y de corto plazo.
Salvar la barrera de la percepción selectiva del consumidor pasa, por tanto, por llamar la atención, por sorprender. Un anuncio, una literatura de visita médica o cualquier otro elemento publicitario que sólo sea informativo o descriptivo, probablemente no consiga atraer en primera instancia la atención del target al que se dirige y, por consiguiente, no logre nunca su objetivo fundamental: comunicar.
Pero la importancia de los mecanismos que rigen la percepción de nuestra mente ante la publicidad no sólo se circunscribe a esta fase de llamada de atención, sino que interviene en todo el proceso de comunicación que se establece entre el elemento publicitario y el sujeto receptor.
¿Cómo podemos ayudarte desde Comunicare?
En Comunicare somos expertos en comunicación publicitaria, por lo que idearemos una estrategia acorde a tu empresa y publico objetivo, y comunicaremos tu mensaje de manera creativa y única.
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A la publicidad le interesa conocer la situación personal del consumidor para enviarle los mensajes con la mayor efectividad. Por tanto, saber la situación familiar, económica, profesional, la edad, el sexo, la educación, etc., del consumidor le ayudará en este sentido.
Existen diferentes condicionantes del comportamiento del consumidor que afectan su manera de percibir una marca, sentir un anuncio o hacer una compra definitiva. Se pueden clasificar en externos como lo son la familia, los grupos de convivencia (amigos), clase social y nivel cultural.
Por ejemplo, la familia es el primer grupo en el que se convive desde el nacimiento hasta los primeros años de vida y dentro de ella se mantienen unos vínculos de afecto e intereses que suelen ser permanentes. El grupo familiar adopta actitudes y comportamientos que son los primeros que detectará el nuevo miembro y que van a influir en él en diversos aspectos, por ejemplo, en su postura ante los productos y servicios.
Los amigos y grupos de referencia están formados por aquellas personas con las que se relaciona el individuo por elección propia, muchas veces comparten intereses comunes y anhelos similares, suelen ser los compañeros de trabajo o estudio, sus vecinos, compañeros de hobby. Los grupos de referencia son aquellos que el individuo admira, no se relaciona con ellos, pero desearía pertenecer a su círculo, representan el deseo aspiracional del individuo. De alguna forma, tiende a imitarlos, por lo que conocer esas aspiraciones es muy importante para enviar el mensaje publicitario que impacte en su mente.
En cuanto a los condicionantes del consumidor internos, se pueden clasficar en personales o sociológicos.
Al hablar de los personales, debemos recalcar que a la publicidad le interesa conocer la situación personal del consumidor para enviarle los mensajes con la mayor efectividad. Por tanto, saber la situación familiar, económica, profesional, la edad, el sexo, la educación, etc., del consumidor le ayudará en este sentido.
Al hablar de los sociológicos, tendremos que analizar este condicionante, tendremos que hablar de la percepción, el aprendizaje o conocimiento, la actitud y la motivación.
La percepción es un proceso por el que cada individuo recibe unos estímulos a través de los diferentes órganos sensoriales y los interpreta de forma personal según su expectativa, experiencia anterior, cultura y aprendizaje.
Es decir, las personas reciben a través de los ojos, oídos y cualquier otro órgano sensorial un mismo mensaje publicitario, pero como cada individuo tiene un carácter, una familia, unos grupos con los que se relaciona y un nivel cultural y de estudios determinados, lo interpretará combinando todos estos elementos, lo que hace que la percepción sea distinta en cada persona.
Índice de contenidos
Preguntas frecuentes
¿Qué es la percepción en la publicidad?
En el proceso de comunicación publicitaria, la percepción selectiva actúa como un verdadero “anuncicida” del que pocos anuncios se libran. Junto con la selectividad, nuestra percepción se caracteriza por ser, además, un fenómeno subjetivo y de corto plazo.
¿Qué es el modelo de comunicación publicitaria?
La comunicación publicitaria es el acto de usar signos, símbolos e imágenes para transmitir un mensaje, dar sentido o intercambiar información. Además, implica dar información sobre un determinado producto y servicio.
¿Cómo se relaciona la comunicación y la publicidad?
La comunicación es el proceso mediante el cual se transmite información entre una entidad a otra. La publicidad es la técnica de comunicación múltiple que utiliza en forma paga los medios de difusión para la obtención de objetivos comerciales, intentando actuar sobre las actitudes de personas.
¿Qué es el proceso perceptivo?
Son procesos activos de conocer y codificar las sensaciones que nos llegan; permiten la organización de los estímulos auditivos y visuales en unidades significativas, pues, de lo contrario, nos llegarían los fenómenos fragmentados, imposibilitando la comprensión.