En un contexto comunicativo, partimos de la base que existen tres estilos o modelos de comunicación generales: el asertivo, el pasivo y el agresivo. En este caso, enfocaremos el artículo hacia el tercer estilo, el agresivo y, por tanto, la comunicación agresiva.
Aunque después con las características el concepto quedará más aclarado, a grandes rasgos la comunicación agresiva se trata de aquella en la que un emisor transmite sus mensajes y contenidos a otra persona de manera brusca. Lo hace así porque pretende que el receptor sea, de algún modo, sumiso a lo que nos está comentando. Además, el tono y las formas de contar los mensajes no son los óptimos y buscan persuadir y atraer a sus propios intereses e ideas al interlocutor.
De este modo, y en relación con los modelos de comunicación, tanto la comunicación agresiva como la pasiva se sitúan en los extremos. El estilo más equilibrado y recomendado, sin duda, para entablar una comunicación idónea y beneficiosa es la comunicación asertiva. En cambio, la forma agresiva es la menos indicada para ello. Conlleva muchos más perjuicios al respecto para una correcta conversación.
Índice de contenidos
Relaciones sociales negativas
En referencia al empleo de una comunicación agresiva, es un método a través del cual un emisor intenta dominar al receptor en el diálogo. Es por ello, que busca influir en la otra persona para con sus intereses e ideas y, de alguna forma, pasar por encima sin realizar ningún atisbo de escucha activa. Por tanto, y en consecuencia las capacidades sociales se cierran para esa persona. Las relaciones sociales se difuminan porque no es capaz de entablar una empatía además y una escucha hacia los demás. Podríamos decir que solo pretende imponer su ley.
Al respecto, debido a que fomenta que su ámbito social se reduzca cada vez más por sus comportamientos, llega a un momento que se convierte en una persona solitaria, ya que el resto se aleja por lo que transmite ese emisor y sus circunstancias.
Comunicación verbal y no verbal
En este sentido, el estilo de una comunicación agresiva muestra aspectos verbales y no verbales en el proceso comunicativo. Así pues, en cuanto a la comunicación verbal muestra un tono de voz elevado y altivo, con el fin de amedrentar al receptor. Por su parte, con respecto a la comunicación no verbal, ejemplos como el contacto visual o los gestos realizados resultan clave para determinar un tipo de comunicación agresiva.
Por tanto, tanto las formas verbales como no verbales son significativas para con este estilo comunicativo en el que una persona demuestra nada de empatía y escucha hacia el resto. Únicamente trata de quedar por encima e imponer sus sentimientos y pensamientos al respecto, lo que define que es, en definitiva, una persona egoísta.
La comunicación agresiva es unidireccional
Por otra parte, el estilo comunicativo llevado a un extremo como es el agresivo, define a quien lo practica como una persona egoísta, nada o prácticamente poco empática y con vacíos de autocontrol. Es así, puesto que no respeta al interlocutor y realiza una comunicación unidireccional, ya que no existe bidireccionalidad al no tener un diálogo como tal, sino más bien un monólogo.
La comunicación agresiva y sus consecuencias
Al respecto, en estas líneas mencionaremos algunas de las consecuencias que implica el desarrollo de este tipo de comunicación dado un determinado contexto. De esta manera, una de ellas es el deterioro de las relaciones sociales. Anteriormente ya lo habíamos citado y se trata de una consecuencia relevante en el entorno social de una persona que se muestra agresiva. Por otra parte, dificultades y alteraciones emocionales. Así pues, tanto el emisor como el receptor de los mensajes pueden llegar a sufrir una autoestima baja, frustración y fenómenos producidos por una comunicación agresiva. Además, y en relación con ello, también se producirán alteraciones físicas y problemas de salud y trastornos relacionados con estos comportamientos.
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Preguntas frecuentes
1- ¿Qué es la comunicación agresiva y sus características?
Se trata de un estilo de comunicación que afecta, sobre todo, al receptor de los mensajes. Esto es así porque el emisor que proporciona un contenido lo hace de una forma brusca, con un lenguaje verbal y no verbal poco respetuoso y muy poco empático para con el resto. Trata de dominar al receptor e imponer sus pensamientos e intereses a costa de todo, sin reparar en una escucha activa o similar.
2- ¿Cuáles son las consecuencias de una comunicación agresiva?
Una comunicación agresiva conlleva una serie de consecuencias negativas, tanto para el emisor como para el receptor. No obstante, a medio o largo plazo el que la ocasiona tiene las de perder en términos generales. De esta manera, algunos de los ejemplos son el deterioro de las relaciones sociales, problemas en la salud a nivel físico o un entorno laboral complicado.