¿Qué es el design thinking y para qué sirve?
El design thinking es una metodología de pensamiento que tiene como fin generar ideas innovadoras a través de la comprensión y solución de las necesidades de las personas.
Esta se basa en comprender, explorar y materializar. Consiste en analizar el problema en base a tres variables:
- La tecnología disponible para encontrar una solución.
- La viabilidad económica de la solución.
- La satisfacción del cliente mediante la generación de valor para los usuarios.
Se puede utilizar en cualquier sector que esté dispuesto a poner en práctica esta disciplina. Sus ámbitos de aplicación incluyen: Desarrollo de productos o servicios innovadores, desarrollo de diseños organizacionales, gestión de comunidades, mejora de la experiencia de usuario con los clientes de un producto o servicio, diseño de nuevos procesos de trabajo internos…etc.
Más allá del análisis de la situación para encontrar una única solución, el Design Thinking explora en una primera fase todas las posibilidades, sin coartar la creatividad de estas potenciales soluciones, para posteriormente enfocar y aterrizar las ideas que sean innovadoras y efectivas para el caso.
Una de sus grandes ventajas es que cualquier profesional, independientemente de su área, experiencia o bagaje puede aprender sus herramientas y técnicas para aplicarlas a todas las áreas del negocio.
Podría decirse que la clave para fomentar el design thinking en la organización está en el liderazgo, que deberá fomentar un crecimiento significativo y animar a probar soluciones alternativas y nuevas vías, desde la aceptación de que es probable que sea necesario introducir cambios y adaptar los resultados para generar mayor valor. Esta cualidad es innata para muchas personas, pero también se puede trabajar y aprender.
El mapa mental es otra de esas técnicas creativas que impulsan el design thinking. Gracias a su potencial visual logra estimular las conexiones neuronales dando lugar a ideas innovadoras y sorprendentes.
El design thinking no es un proceso jerárquico sino un proyecto innovador que, en vez de abordarse siguiendo pasos secuenciales, se gestiona en base a unas directrices que son las que marcan sus principios.